lunes, 5 de julio de 2010

El todo por las partes - Parte I

Una tras otra, haciendo eco, un eco húmedo, goteado, con vapores que impregnan el aire de la habitación, con esa húmeda goteada al compás de sus ecos que nunca censan.

Violencia. El calor, la humedad, el vapor, la gota que cae, todo aquel sistema de drenaje fallido, genera violencia.

De la cama, mirando fijamente el techo, a la cocina, de allí, al comedor, a la sala. Todo con ira, a gran velocidad, topándome bruscamente con los marcos de la spuertas, los escalones, y hasta clos zócalos de paredes que jamás vi curzárseme por delante. Si por lo menos avisaran...

Y entonces, oigo la luz del baño, inmensa, serena, ensordecedoramente silenciosa, y blanca, y un constante repiqueteo caliente, que no cesa de llamar.

Paso a paso y quemando la planta de los pies con agua hervida de la vacha desbordada sobre las valdosas ásperas de granito brasilero, me acerco a aquela manantial de tortura noctámbula.

Con fuerza, mas fuerza, cambiando mi posición, de muchas formas diferentes, salté sobre aquella condenada canilla. Nada la detenía, una renovada última gota siempre escapaba airosa, de su oscura boca tubular hacia el exterior, para saludarme, para sonreirmesocarronamente con su molecular sonrisa burlona, para corregir mis pensamientos, y avisarme qe no era la última, que detrás de ella venía otra, y detrás otra, y otra mas. Cada vez mas lentas, si, cada vez mas distantes, pero siempre una vez mas.

La batalla me había agotado, mi columna vertebral se había rendido, sucumbiendo a la flexibilidad quebrada que soo un desmayo como aquel que traumó mi cabeza podría darle. Y me dejé caer, mostrándole a la canilla y a sus gotas constantes, que lo hacía queriendo, no por convencido, no por golpeado, sino porque era mi forma de triunfar, aún, habiendo perdido.
En un extraño borrón blanco que desdibujó la oscuridad de mi ojos cerrados durante toda la noche, la luz penetrante de una habitación ruidosa pero en silecio de aquellas gotas morbosas, pudo despertarme, y sucumbí a su claridad, y me regocijé en ella, ya que allí, las gotas no estaban... había vencido.



Consigna: como podría describir con mayor presición "la canilla de agua caliente del baño"

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