martes, 24 de agosto de 2010

El todo por las partes - Parte II

03 de Agosto de 1305


Al acostarme a descansar por la noche, hubiera jurado que el día que vendría a despertarme, sería calmo, el primero de muchos victoriosos días de Paz. Estando ya en Glasgow, puedo decir que la mayor de las Victorias fue concretada: mi estratégica evasión a los ingleses de Roybroston. De la mano de mi compañero John Meinteith, disfruto de una extraña calma que hasta me resulta sospechosa. Pero aún sabiendo que a las calmas más grandes, son sucedidas por las peores tormentas, no temo. Porque el destino de todo liberto, ya se encuentra escrito, y no se trata de un simple inglés que se pueda evitar.
El llamado a la batalla motivó mi despertar acelerado esta mañana. La estridencia de un extraño grito de guerra, aceleró mi corazón, e erguió mi espada en la que se reflejaba el nuevo sol. La desesperación de una sorpresa no premeditada, me condujo a alistar a todos mis compatriotas, en un frenético intento por resguardar nuestra tan lograda libertad.
La gran masa de escoceses  guerreros alistados sobre sus caballos, con los estandartes en alto y las espadas disponibles, los pechos llenos del aire, que sonaría en todo el valle para avisar a nuestros desconocidos enemigos, que podrían quitarnos la vida pero jamás la libertad, cerraban una escena estoica, única, que quedaría guardada en nuestra memorias mundanas y celestiales, para siempre.
La inminencia del combate, el sol abrasador, la estridencia ensordecedora de aquel extraño llamado a la guerra que rompió la calma de Glasgow, latía en nuestras venas como percusiones incontrolables.
Pasaron los minutos, y el enemigo no se hacía presente en el campo en que nos sorprendía. Dudé entonces que estuviéramos frente a un enemigo como en el que ya nos hubiésemos enfrentado.
Entonces lo vi. Y no lo entendía. Todo un ejército detenido frente aquel artefacto desconocido que tanto revuelo había causado. Su sonido era potente y desesperante, y se aprovechaba del eco del valle para llegar a todos los rincones remotos del lugar.
Todavía ahora no sabría como describirlo, estuve frente a un dispositivo tan grande como la palma de mi mano. Algo así como una caja circular con tres manecillas que giraban lentas. Una vez detenido el sonido estridente que tanto nos desesperó, me acerqué lentamente hacia él, lo tomé, lo observé, y suavemente, lo acerqué a mis oídos para escucharlo. Y ahí lo supe.
Ese artefacto era un cofre que contenía un corazón embrujado, era innegable. Un corazón metálico seguía latiendo ahí dentro, y acaba de cesar un grito desesperado que seguramente clamaba Libertad.
En el acto, disperse las masas guerreras, a las que ese día no les esperaba ningún combate. Y me dirigí a mi tienda, donde me puse a pensar. ¿Cómo habría llegado ese corazón condenado hasta el valle?, ¿Quién lo habría enviado hasta aquí, y qué querrían decirme con ello?
Fui con nuestro Brujo, para que pudiera orientarme, y él no pudo evitar entrejuntar su ceño y mencionarme que jamás habría visto nada parecido. Invocando sus dones naturales para la interpretación de las señales del presente, respecto del futuro, asustado me dijo que me escribiera en mi diario sobre este extraño hallazgo. Me dijo también que mi vida se cuantificaba en horas, que el dolor y la tortura en mi cuerpo aguardaban tras no mas de dos soles, que una de mis manos, la mas diestra me traicionaría, y que por ella perecería en la injusticia que sufre aquel que es privado de la vida, por proteger su Libertad.
Y aquí me encuentro, observando este artefacto extraño que late al ritmo de los minutos que me separan de una muerte, ya anunciada. Y lo observo extrañado, como si entre sus detalles pudiera encontrar la clave que me redima del dolor que me aguarda. No veo, empero, más que una caja cilíndrica con extrañas inscripciones en su tapa frontal, con manecillas que caminan al compás del corazón gritón. Con dos campanas arriba de su estructura y una sólida pero pequeña barra metálica que se agitaba violentamente cuando traducía el grito del embrujado corazón para sobresaltarnos a todos. Dos pequeñas patas que lo sostienen inclinado con el frente hacia el cielo, y por detrás varias manijas y apliques desconocidos, que giran junto con las manivelas.
Guardo este pequeño hallazgo junto con aquellas cosas que deseo se conserven mas allá de mi permanencia en este mundo, para que sea encontrado por futuras generaciones que puedan descifrarlo, entenderlo, y codificarlo a nuestro favor, y, tal vez entonces, saciar esta curiosidad y comprender el extraño tinte, que tubo el día de hoy.
Mis aposentos aguardan impacientes, no los voy a hacer esperar.





William Wallace, fue ejecutado tortuosamente dos días mas tarde, el 05 de Agosto de 1305, tras ser entregado por su colega y mano derecha, John Meinteith, a los Ingleses de Roybroston que lo buscaron sin descanso. Sus restos fueron esparcidos por todo el territorio escocés, junto con sus pertenencias, excepto una, cuya tecnología y funcionalidad no pudo ser descifrada sino hasta varios siglos más adelante, cuando el americano Levi Hutchins, se atribuyó su innovador sistema en 1787.

 DESCRIPCIÓN: ¿CÓMO DESCRIBIRÍA UNA LAPICERA, UN DESPERTADOR O UN AVIÓN, UN HOMBRE DE LAS CAVERNAS, UN GUERRERO DE LA ANTIGÜEDAD O UN EXTRATERRESTRE? (Elegir un objeto y un personaje).

Selección:
·         Objeto: Despertador
·         Personaje: Guerrero de la Antigüedad (William Wallace)

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